nunca

sábado, 29 de diciembre de 2012 a las 0:58
sigo buscándome,
buscándote.
¿cuándo encontraré
una guarida?

insignificante
mirada perdida.

tacto delirante,
espalda mordida.
la luz encendida
es para los farsantes.

palabras sordas,
mirada oscura.
ayer eran manos,
hoy son calmantes.

dulce amargura:
los mejores amigos
son los amantes.

es decir: nunca.

pato

viernes, 28 de diciembre de 2012 a las 19:31
los recuerdos te atan.

en el limbo del azar,
pareces tocar tierra.

después caes,
y siempre te levantas
con la izquierda.

has estado en el aire,
sin tan siquiera
aprender a volar.

como un ave
que sabe hacerlas todas:
andar, nadar, planear.

sabe hacerlas todas,
¿pero bien?
bien...
ninguna de ellas sabe.

en el limbo no había azar,
solo mediocridad.
martes, 25 de diciembre de 2012 a las 23:39
Vuelvo a ser la reina de mi castillo.

El frío en el cuello,
pendientes heladas,
y una mirada de espanto
diluida en el llanto.
Darse con un canto
en los dientes
es preferible a
escuchar de sus labios
que mientes.

Nacimos por accidente,
la muerte
fue premeditada.
La sonrisa enterrada
y los dos dedos de frente.
Ser inteligente
es preferible
a vivir ilusionada.

Pero solo hasta que vuelva a tirar mi corona
por la ventana.

viernes, 14 de diciembre de 2012 a las 13:24
Y un día aprendes
que los piropos
no son para rebatir,
sonríe 
y entorna los ojos.
jueves, 13 de diciembre de 2012 a las 17:47
Las burbujas amargas
acariciaban su paladar,
su espalda,
con el mismo tacto
que una espada.

La que se clava
allí donde latía
un rojo corazón,
hoy de absurda arpía.

Es inexorable.
Se dio cuenta tarde,
en el minuto primero
de la hora más miserable.

Quieren amarte,
pero la maldita
tristeza
por cualquier resquicio
siempre te invade.

Qué hacer cuando los decorados
son reales?
miércoles, 5 de diciembre de 2012 a las 14:22
Las chicas del rocanrol
esperan en el backstage
hasta quedarse a solas.

Pero esta vez no era yo.

nieve

lunes, 3 de diciembre de 2012 a las 12:31
Dicen que hay momentos en los que se para el tiempo. Se para, pero no retrocede, aunque quizás sí te vuelves majara como Donnie Darko. Se paró el tiempo entre ayer y hoy. Sentada junto a la ventana, con el fuego de la vela titilando al mismo ritmo que las luces amarillas que se veían en medio de la oscuridad.

El frío blanco ha entrado esta madrugada a través de los cristales, pero no había niebla esta vez. Estaba todo muy claro. Incluso despojada de abrigos, llevo el calor dentro ya. No hace falta que me lo repitan: lo sé.

El tiempo se ha reanudado mientras sentía el inigualable placer de un copo de nieve derritiéndose en mis labios.
lunes, 26 de noviembre de 2012 a las 20:01
Being far from the sea was not as dramatic as she thought at first. She just had to trade seagulls for sheeps and endless dunes for endless fields of green. Blue for grey. Still, the sea hadn't moved from its place. Sometimes she heard news about the waves, the foam, the wind that smells like salt. Random seashells getting embedded in random feet. But it was far away. And nobody wanted to pick up the remains of the shipwreck anymore. 

café y maleta

viernes, 9 de noviembre de 2012 a las 5:30
Las noches, aunque oscuras, a veces iluminan. Piensas que has tenido suerte por haber escapado de los abismos y haber salido indemne del disparadero. ¿Pero quién te esperaba al volver por la noche? Una sonrisa apresurada y, en algún rincón, esperando siempre, una maleta. Conocerse en los andenes es la especialidad de los desdichados. La felicidad es tan efímera como el tiempo que tarda en enfriarse el café de despedida. Y por mucho azúcar que le eches, también es igual de amarga. Después te quedas saludando con la mano a un vagón que se aleja, llevándose una maleta que, en el fondo, nunca llegaste a abrir. Dos líneas que se cortan nunca se volverán a cruzar. Todo punto de llegada es un punto de partida.

Y un día te descubres metiendo tu propia vida en una maleta, mientras alguien se convierte en un punto borroso en la lejanía. Y esta vez no eres tú. Pero el borrón de paisajes que se ve por la ventana te impide recordar que, bajo ese sabor dulzón, se esconde otro café amargo de esos que nunca te han gustado.

desasosiego

domingo, 14 de octubre de 2012 a las 3:05
No quiero ponerte las cosas en bandeja, pero tan solo necesito que me hagan sentir segura. Los erizos no tienen todo el cuerpo cubierto de pinchos. Las sonrisas carmín y miradas oscuras amanecen tarde, en la soledad de las sábanas inmaculadamente frías. Desvísteme, mirada clara. Quítame la máscara. Cúbreme con tu calidez. No me dejes ir. Prométeme que no me dejarás caer. Y yo me dejaré caer en tus brazos... sin rechistar.

¿Tienes idea de lo que es? Sentir ganas de gritar, no tener voz... tus oídos concentrados en el sonido de la caracola. ¿Quién me va a rescatar de este naufragio?

Desasosiego.

Volver

lunes, 8 de octubre de 2012 a las 2:49
He vuelto.
A Ámsterdam. A escribir. Siento cosquilleos en los dedos. ¿Como no voy a enamorarme de la ciudad del pecado? La luz de octubre me acarició junto al canal. Ahí lo supe. Sabía que volvería. No quiero alejarme...

volar

viernes, 31 de agosto de 2012 a las 2:06
Viajó cuatro años hacia adelante en una sola noche. Allí estaba ella, recién estrenada su vida adulta, su vida de mujer, su vida de universitaria, completamente perdida en un mar de emociones salado. Todo se iba, nada permanecía, y sólo sentía ganas de encontrar un gato que arrancara los barrotes de su jaula. Aunque la idea de la libertad era un engaño, pues sería un pajarillo, la víctima perfecta.

Esa noche ya no era un pajarillo, aunque echaba a volar. La jaula había estado abierta todo el tiempo, y los gatos no eran un visitante hostil. Respiró con fuerza, cogió las maletas y batió las alas. Abajo, atrás, quedaban todo el rencor, todas las lágrimas. Era todo lo que quería ser. Esta vez, sí.

sin mirar atrás

martes, 28 de agosto de 2012 a las 19:41
Un roncola sin ron. Un encuentro sin la espontaneidad del alcohol. Un reunirnos sin tocarnos. Absolutamente nada.

Caminar por la calle sin hablar. No saber qué decirse. Mirarse a los ojos y no reconocerse. Separarse en una calle cualquiera. Irse sin mirar atrás.

Seguiremos hacia adelante, aunque no haya salida en este callejón, aunque no haya futuro en este pueblo.

Big girls don't cry. Pero el nudo en la garganta es inevitable. ¿Dónde va a parar todo aquello que fue y que ya no es, y que ya no será?

algo se apaga

a las 1:04
La última vez que pasé por allí eran las 7 de la mañana, aún estaba borracha y rompí a llorar, y aquel hombre que quería aprovecharse flagrantemente de mí me ofreció su hombro, y resultó que descubrimos mutuamente que el otro tenía sentimientos.

Hoy, después de un año, he vuelto. No de pasada. He pisado las calles, he ido allí. Todo sigue igual. O casi. Yo no estoy allí, eso es lo que ha cambiado.

Y al volver, supongo que es lo que ocurre cuando algo muere, cuando la historia de una vida pasa recortada en retales por tus ojos. Esos ojos tuyos, a los que mira anhelante alguien que te ha mirado muchas veces mientras dormías, o te hacías la dormida. Alguien que te ha ofrecido sus brazos para acurrucarte. Alguien que significa mucho para ti. Que siempre tendrá una parcela en tu corazón, verde y florida, con olor a hierba recién cortada bajo el cielo azul.

Y miras hacia otro lado, y algo se apaga, y la sonrisa se congela, y comienza el deshielo, y sube el nivel del mar, y nos acabamos ahogando...

vida

sábado, 25 de agosto de 2012 a las 0:32
Estaba viva. Era medianoche y estaba respirando. 52 pulsaciones por minuto. Lou Rhodes susurraba palabras de esperanza en su oído a través de unos auriculares verdes. Llorar, reír, caerse, levantarse. Había vuelto y no pretendía irse. Había elegido vivir. Y la vida la había elegido a ella.

Su talón de Aquiles seguía recordándole que hay puntos débiles que no se deben exponer a la luz del día. Solo a la oscuridad de la noche.

limbo

viernes, 24 de agosto de 2012 a las 1:18
"Mañana puede ser el mejor o el peor día de mi vida". Faltaban unas horas y su mente ronroneaba como el gato de Schrödinger dentro de la caja. Aún estaba viva, y lo seguiría estando. Ella había elegido vivir. Estaba cansada de muertos vivientes, o vivos murientes. Pero hasta el día siguiente, se mantendría en el limbo de lo posible y lo imposible.

Después se preguntó si habría alguien capaz de llegar a conocer a todos los taxistas de la ciudad. Nunca se había vuelto a encontrar con el mismo.

Pulp

lunes, 20 de agosto de 2012 a las 5:08

Lo sabía, pero le daba igual. O lo intentaba. Lo más amargo es entender a tu propio verdugo, se repitió. Pero mientras se lo explicara con esa sonrisa, escucharía y dejaría la herida escocer. Dolía desde hace mucho. En ocasiones se dejaba curar. Incluso parecía que se había cerrado por completo, por arte de magia, o por derecho. La sal del mar ayudó, incluso le supo dulce. Pero no, hay heridas que se sienten en la piel, o en lo más hondo de las entrañas, mucho antes de producirse. Por física y por casualidad. Así empezó todo. Y el gran batacazo, la caída libre en picado, estaba a punto de llegar.

miau

domingo, 19 de agosto de 2012 a las 19:37
La historia podía tener varios finales alternativos. ¿Qué hubiera pasado si uno de los batacazos en bici ebria hubiese sido fatal? ¿Y si alguien le hubiese dado una indicación equivocada? ¿Si él no hubiese decidido esperar? ¿O hubiese ido a dormir a otra casa? ¿Si aquel taxista no le hubiera dejado cargar el móvil lo justo para llamar?

Pero no. Perdió el control de la bici un par de veces, recorrió media ciudad antes de encontrar el lugar al que había ido tantas veces. Llegó a su casa y, por arte de magia, recordó el número. Esperó testarudamente frente al portal casi una hora, y antes de darse por vencida, antes de coger un taxi y desaparecer, en ese lapso de tiempo que las series de televisión rentabilizan cortando el capítulo... en ese lapso de tiempo donde confluyen varios finales, escogieron el que acababa bien.

El que acaba con el chico y la chica reuniéndose en mitad de la calle, borrando la línea del silencio que los iba separando desde hace tiempo. Y después, dos sonrisas. Como antes no. Pero casi. Quién sabe si mejor.

Nadine

jueves, 16 de agosto de 2012 a las 21:35
Las gafas de sol filtran su visión: todo es oscuro y sugerente desde cualquier ángulo, escondida bajo el anonimato. Nadine finge leer, concentrada, un libro. Piernas doradas en alto, bikini blanco, espalda tersa despejada: en lo alto de la cabeza, un moño castaño. La hamaca invita a dormir pero el hambre, y la curiosidad, la mantienen despierta desde hace más de una hora.

Los amigos de su prima Anaïs han ido goteando toda la mañana. Y ahora se ha formado un gran charco. Húmedo y reluciente. Son unos 15. Y algunos de ellos no llevan a ninguna fémina colgada del brazo. Nadine sigue controlando la escena, y al cabo de un rato, cuando ya se han acostumbrado a su presencia, capta los primeros movimientos incautos.

Hay un rubio y un moreno que, de vez en cuando, miran disimuladamente hacia donde está ella. El rubio no es su tipo. El moreno lleva un bañador azul, a juego con sus ojos, y ha estado colocando el carbón para la barbacoa. No ha sido hasta que se ha quedado ocioso cuando se ha percatado de la joven de piernas torneadas que lee abstraída junto a la piscina.

"¿Quién es?", le pregunta sin darle importancia, entre otros comentarios, a Anaïs. "Es Nadine, mi prima, ha venido de París unos días". Vuelve a echarle un vistazo y, mientras prepara la carne, se distrae. Nadine lo ha observado todo atentamente, como un puma que vigila a una manada de gacelas a lo lejos, sin ser vista. Y la gacela más tierna y llamativa es el moreno.

Pronto empieza a salir un humo delicioso de las brasas y Nadine se levanta, como llevada por un instinto primario, en dirección a la comida. Tiene hambre, y está deseando darse un festín. Se dirige directamente a Anaïs, haciéndose la inocente: "¡casi me duermo en la hamaca!", y no tarda en estar charlando animadamente con algunas de las chicas. Para invadir terreno enemigo, al principio, lo mejor es camuflarse y causar una buena impresión a las autoridades.

abismo

a las 12:40
¿Valiente o inconsciente?
Tengo a mis pies el borde del abismo y a mi espalda una legión de miradas ávidas. Sobre mis hombros, el peso de la indecisión. Quieren que salte. ¿Quiero yo? ¿Adónde lleva esto? Al otro lado no se ve nada. Brumas y una niebla espesa que me impide saber si lo que viene será mejor o peor. ¿Salto o me quedo?

Y al final salto como una inconsciente. Ellos se quedarán con la idea de la valentía. Al otro lado nadie sabe nada. Y vuelta a empezar hasta que encuentre el siguiente abismo. O hasta que se convierta en un vicio lo de saltar ante multitudes morbosas que te elogian y luego desaparecen en la lejanía.

autocontrol

a las 0:51
Solo era una presencia silenciosa. "A ver cuánto aguantas callado", pensó. Últimamente sacaba sobresalientes en autocontrol...

Pero, en el fondo, la lucha interna acababa en menos de cinco minutos, cuando cerraba el portátil. Había vida ahí fuera, y tanto. De momento un Mediterráneo entero que se empezaba a quedar pequeño. Pronto, un océano. Y aún no sabía pescar, pero siempre se le había dado bien aprender la teoría. Por si acaso.

Grey

miércoles, 15 de agosto de 2012 a las 2:30

Se estaban alineando los astros. Se portaría bien. No más cervezas derramadas por la noche, no más visitas. Las tentaciones seguían llamando a la puerta. Hoy eran tres, pero ni gatuno, ni pirata, ni queso. Seguiría impertérrita hasta conseguirlo, o hasta sucumbir. Y era muy tentador sucumbir buscándole cara al Christian Grey de las 50 sombras, pero en el fondo la tenía, impasible, y qué voz, y...

vegas

lunes, 13 de agosto de 2012 a las 19:30
Sabía que volvería por allí antes de emigrar para siempre. Se quedó relamiéndose las heridas en un claro del bosque, a la vista. Días, noches, ocasos, amaneceres. La vulnerabilidad hace crecerse a los rivales. Lo tienes todo ganado, amigo. Ven a por tu trofeo, rápido. Y entonces, ¡zas! Nunca te fíes de un animal herido, sigue siendo un depredador.

estrellas

sábado, 11 de agosto de 2012 a las 3:02
He releído sus poemas. Tristeza de viernes, no hay nada urgente que atender. Ya no existe, no está, se fue. Demasiados deseos densos en un lapso de tiempo condenado a desaparecer. Nos quedamos con la fugacidad, él lo quería, yo lo intento. Fuera, la lluvia de San Lorenzo ilumina retinas ajenas y da calidez a los corazones. Aquí no se ve ninguna estrella hoy. Silencio. Nada de maullidos. ¿Qué estará haciendo  Tarque?

pirata

jueves, 9 de agosto de 2012 a las 22:53
No hizo falta mucha magia para hacerla caer en su trono: él tenía todas las características. Ojos de gato, barba de cuatro días, un cubata en la mano, una sonrisa en la boca y tonteos con tonterías. Se secuestraron mutuamente durante unos días, hasta el amanecer, durante la noche, por la tarde. Bebieron bajo la luna, petaca escondida, besos entre la multitud. Nadie se esconde ya. Y entonces pensó: "¿y si son todos clones unos de otros?". Pero sabía que no: él era una raza nueva de hombre, no de la de aquel náufrago de conversaciones y miradas interminables a través del humo.

eterno festival

miércoles, 8 de agosto de 2012 a las 19:45
¿Hay algo más sensual que una sombra sobre la arena? Sí, el cuerpo que la proyecta interponiéndose al sol. Vivir en un eterno festival, dejarse vibrar, volver con el sol y vuelta a empezar. Pieles saladas, besos dulces, pelo de chocolate, ojos de mar, ying y yang. Y la flor de la vida es una rosa roja, mientras sepamos esquivar las espinas que se esconden tras cada esquina.

Carretera y speed

martes, 31 de julio de 2012 a las 2:54

Sus brazos en el retrovisor. El aire silvaba en mis entrañas y el asfalto brillaba como la luna. Semáforo en rojo, uno tras otro, pero disfrutaba tanto... Give it a ride. En el fondo, siempre me han gustado los chicos malos. Se saben los caminos más interesantes, rozando peligrosamente cada curva. Y yo no soy un ángel del infierno, pero tampoco un ángel del cielo.

poesía

martes, 24 de julio de 2012 a las 0:56
Jamás le había gustado la poesía.
No la entendía.
No era lo suyo.

Pero devoró con avidez aquellos versos
de la Vulture,
igual que ahora devoraba los de un Wordpress.

Y a cada párrafo deseaba.
Llevaba mucho tiempo encendida.
Esperando una casualidad.
Pero se cruzó la física
también, aquella noche.

La espiral parecía interminable,
protectora como un guante
suave, cosido a mano en París.
O en Bélgica.

Y le daba pena,
mucha pena.
Desdibujar sus curvas.
Guiando irreversiblemente al olvido
hasta el centro de Holanda.

underwear

a las 0:37
Apenas la conocía, pero aquella ucraniana de ojos azules de la habitación de al lado ejercía su poder de atracción incluso con ella, que era heterosexual. Recordó como comentaba con picardía que aquella noche había dormido con otra compañera para no estar sola. Y, en medio de una conversación, su llegada y su suspiro, con cara soñadora y cargada de bolsas, mientras decía: I love my new underwear.

En aquel momento era un polluelo que apenas conocía a aquellos seres de Marte. Ella, pese a ser menor, ya los conocía, digamos, a fondo. Pero sin resultar para nada vulgar. Aún le faltaban unos años para ser mayor de edad y sin embargo era una mujer, independiente y fuerte.

Años después, tras avanzar a su lento ritmo, la comprendió. Llegaba a casa con ropa interior nueva, colorida, sexy. Se sentía bien, se gustaba frente al espejo. El deseo era palpable, una consecuencia de su renovada seguridad en sí misma. Pero no tenía a nadie con quien compartirla. Y entonces, además, la admiró.

trozo de pan

lunes, 23 de julio de 2012 a las 3:44
Mientras rastreaba la nevera en busca de un poco de chocolate con el que relegar sus penas al fondo del estómago, recordó que julio ya casi se había consumido en el calendario. Ni siquiera se había acordado de que hacía un año conoció a un buen chico, probablemente el chico más bueno con el que se había cruzado. Es más, hacía un año ese trozo de pan le había reblandecido el corazón y le había insuflado esperanzas sobre el futuro de una relación a distancia, que en algún momento de su pasado había perdido total y absolutamente su credibilidad. En aquel momento, hace un año, estaba sentada en la misma silla de playa en el balcón y sonriendo mientras hablaba durante una hora por teléfono. Estrenaba su nuevo cuerpo, que todavía sufriría más cambios, resultado de alimentarse básicamente de sopa durante dos semanas y del estrés post-traumático de cortar una relación de tres años en la que había buceado tanto tiempo y tan hondo que casi no le llegaba el oxígeno.

Pocos meses después volvió a ser la de siempre y lo abandonó. No era capaz de sentir el mismo dolor que sentía él, pero sí le dolió haber convertido un trozo de pan en un simple pañuelo con el que secar sus lágrimas, y solo sus lágrimas. Fue un acto egoísta. Y durante un año le seguiría la más absoluta y desesperada libertad, un volar de flor en flor con el objetivo único de probar la miel, caprichos dulces.

Y ahora, el karma le había devuelto la jugada. Mientras escuchaba los crujientes cereales con chocolate disolviéndose en pequeñas corrientes de serotonina, entendió los significados de la conveniencia, la apetencia, el deseo y la soledad. Estaba cansada de jugar, pero la competición de su vida estaba por llegar, y le quedaba poco más de un mes para comprobarlo.

taxistas

domingo, 22 de julio de 2012 a las 19:26
Los últimos cuatro meses habían corrido como corrían las calles vacías y amarillentas cada noche a través de la ventanilla de un taxi. Había conocido a todo tipo de taxistas: silenciosos, habladores, cansados... Pero los últimos tres habían sido metáforas personificadas, señales de tráfico que indicaban el fin del trayecto.

El antepenúltimo era charlatán, hacía gala de un sentido del humor cotidiano, acostumbrado a los pequeños detalles que hacen diferente un día de otro. Ni se percató del detalle que hacía diferente la noche de sus pasajeros del asiento trasero: unas caricias titubeantes en las manos, algunas miradas de reojo. Era un principio alentador. Solo dos personas, una noche por delante y las ganas acumuladas en el contador de kilómetros.

El penúltimo era uno de esos mañaneros que, a pesar de tener pareja, miraba con los ojos a punto de salírsele de las cuencas a una chica que volvía a casa una vez amanecido el día. Su voz sonaba ávida de cosas que, al parecer no tenía en ese momento. Ella tampoco podía tener lo que quería: un despertar tranquilo en brazos de alguien que le hiciera el desayuno después de, quizás, una noche de rutina sexual. Al menos había disfrutado de algunos abrazos y un sexo nada rutinario, ya sin caricias titubeantes en las manos ni miradas de reojo.

El último era un taxista de madrugada. Casi ni reparó en aquella chica que había salido hecha una barbie de casa y ahora parecía una barbarie. La sonrisa y el poco maquillaje que habían arrancado piropos de varios hombres aquella tarde habían quedado arrasados por las lágrimas. Ironías de la vida, sonaba My Friend, de Groove Armada. Nunca antes había creído que la vida real tuviera banda sonora, como en las películas. Pero así era, y sonaba en el momento justo. Amigos. Armada hasta los dientes.

siempre duele

a las 3:41
Siempre duele. Aunque el detalle sea nimio, una peca en un nuevo lugar. Ese momento en el que algo ha cambiado y tú te has dado cuenta más tarde. Como si hubieran cambiado de sitio la puerta de casa. Es la misma, pero diferente. Ahora se entra por otro sitio, no sabes por dónde, y te has quedado fuera. Y el frío, o el calor, duelen. La intemperie duele. Especialmente, los sentimientos a la intemperie. Duelen, sean cuales sean, como una barra incandescente marcándote la piel o un trozo de hielo dejándote sin sentido del tacto. Duele, siempre.

Solo queda aguantar estoicamente, seleccionar los recuerdos que se quedan y los que se van a la basura. Pero, te quedes el que te quedes, nunca volverá. Ya no existe ese momento, ni ese lugar, ni esa persona. Solo existen en tu memoria. Al principio, las lágrimas mantienen limpio el escaparate a través del que ves esas imágenes. El cristal es transparente, fino, tanto que si te apoyas en él corres el riesgo de romperlo, caerte encima y clavarte los trozos. Con suerte, las lágrimas duran poco y el escaparate va acumulando polvo. La luz ya no entra allí y los recuerdos quedan relegados a la oscuridad. Quizás con alcohol puedas desempañar un poco los cristales y, en momentos de lucidez ebria, atisbar lo que queda de todo aquello.

Duele pensar todo eso y duele ahora mismo. Siempre duele.

acontecimientos

jueves, 19 de julio de 2012 a las 19:49
No quería adelantar acontecimientos. Nada de expectativas. Ni buenas ni malas. Ahora. Aquí.

novela

domingo, 15 de julio de 2012 a las 19:45
El viejo que fumaba puros en el balcón no sobrevivió al invierno. En su lugar, había otro viejo. Pero no era el que fumaba puros. Ya no tendría que pasar la vista con recelo por las ventanas de enfrente por si lo descubría, involuntariamente, despelotado frente a su televisor. Y aún así, sintió una especie de tristeza, una melancolía agudizada por súbitas brisas frías que convertían el invernadero en un remanso otoñal en medio del oasis estival y apabullante que asolaba la costa mediterránea.

Pero volvió la vista a su libro y pronto olvidó al viejo, a su carne flácida en la oscuridad y a sus eternos puros. Los escalofríos pasaron a agudizar la tensión del final de la novela.

Desidia

miércoles, 11 de julio de 2012 a las 0:39

Tinta china se diluye en mi día. Apatía, dientes que rechinan. Sobre la mesa, fantasías. Mis cartas bocarriba, tu farol, mi delicia. Soledad y desidia. Mi cama convertida en isla. Inalcanzable, perdida. La tentación siempre me encuentra ebria. Imagino caricias y la piel se me eriza. Desasosiego y paciencia. Mañana muevo ficha.

todo o nada

viernes, 6 de julio de 2012 a las 0:52
Le gustaba pensar que tendía al equilibrio, pero era una desequilibrada.
No le gustaban los extremos, pero al final siempre jugaba a todo o nada.
Blanco y negro, dos pequeñas telas sobre la arena mojada.
De agua fría la jarra, de fresa la mermelada.
Y entre ceja y ceja, cuatro ideas incrustadas.
No te resistas, niña imantada.
Acabarás cayendo como cae la nevada.
Implacable, blanca, helada.
Gélido el corazón, caliente la mirada.
Y vuelta a empezar.
Hasta cantar victoria.
Enemigo hundido.
Partida ganada.

Morriña

martes, 3 de julio de 2012 a las 3:00

El camino que llevaba a tu casa era alegría. Me pregunto si alguna vez volveré a pasar por allí. Morriña. Por suerte, me voy de aquí pronto. Y cada día pienso en ti un poco menos. Un lugar sin noticias cae en el olvido. Deshabitado. Silencioso. No me lo habría imaginado así, pero es una de las cosas que he aprendido: hay que dejar que las cosas fluyan. Se me hace dificil no llamar la atención. Pero mi imaginación vuelve a florecer. Cuando cierras la puerta, el oxígeno entra por la ventana. Ahora tengo una cosa más en común con la Watling: me encanta su marido. Creo que he visto una luz al otro lado del río...

Cuidate

lunes, 2 de julio de 2012 a las 2:09
Maullidos, películas buenas, psicoanálisis. Eutopías, voll dam, un cigarro al caer el sol. Coque Malla, conversaciones de madrugada, risas y lágrimas. Visitas, besos y cosquillas entre pelos de gato. La pequeña ventana, el camino al taxi, París en el horizonte. Cositas en los dientes, judío de campo de concentración, cargador de móvil. Sosaina, puñetitas, dame un beso. Canción de amor y de muerte. Cuidate... Y no pierdas el tiempo.

hasta pronto

sábado, 30 de junio de 2012 a las 16:11
La primavera atesorada en una botella a la deriva. Y junto a los últimos vestigios del naufragio, vuelve a llevárselo el mar. Sigo remando. El océano es inmenso, pero nuestro mundo pequeño. Quién sabe.

Que tengas una buen día.

Y hasta pronto.
:)

ceniza

viernes, 29 de junio de 2012 a las 13:37
El sueño ha vuelto. Le ha faltado el tiempo. Hacía meses que la ligereza no me despertaba.

El cielo está gris. Every cloud has a silver lining. Y es más cierto que nunca: hoy cae ceniza. Motitas plateadas que lo cubren todo. Recuerdos difusos que se deshacen al contacto con cualquier cosa material. Pero brillan antes de desaparecer.

Continuará. Quedan muchos episodios.

sabía a lo que me arriesgaba

jueves, 28 de junio de 2012 a las 4:06
Dicen que sientes con más intensidad cuando eres joven. Cuando el corazón aún bombea con fuerza y los ojos brillan. Antes, le he enseñado el poema entero. "Ésta es tu parte". La primera, siempre la primera. Se la ganó. ¿Y el resto? "El resto es simple poesía", le he dicho. Simple poesía. Unos versos cortos, de tres meses, jóvenes y vigorosos, que me duelen como una dulce fragancia de alcohol, primaveral, pero de alcohol, sobre una herida en carne viva. Pero, al fin y al cabo, ¿qué serán tres meses en una vida de ochenta años? Quizás entonces sea un corte imperceptible, que no deja cicatriz; sin embargo, hoy es devastadora lluvia de lágrimas sobre la piel. La noche es larga y la adicción fuerte, pero peor lo pasará él cuando supere las suyas. Mis neuronas intactas, las suyas maltrechas. Mi corazón maltrecho, el suyo intacto. Complementos imperfectos de un pasado perfecto, que se expresa en una palabra, y no en dos. Las dos palabras han perdido su significado, su tonalidad. Antes eran una habitación luminosa, diáfana, la luz del sol sobre las sábanas, la vida color de rosa. Hoy son ocho letras escritas en una pantalla, pronunciadas inconscientemente entre el frenesí o las lágrimas. Inhabitable.

¿Dónde está mi hogar? ¿Dónde está? A veces me encuentro, desorientada, a los pies del solar donde solíamos vivir todos. Hoy solo hay ruinas. Lo construí sobre arena. Lo sembré con minas. No tengo donde dormir. Nadie que me abrace y acompase su respiración con la mía. Que se despierte antes que yo y me mire, y haga del amanecer una sonrisa. O un suspiro. Suave brisa.

Sigo mirando fotos antiguas, recortes de una vida. Ya llegará el sueño.

Silencio

miércoles, 27 de junio de 2012 a las 1:27
Concentración. Esta vez no hago esfuerzos por hacerme la dura. Y pasada la medianoche, como de costumbre, flojeo. Me gusta. Acudo en silencio. Y en silencio se ha ido. Y me doy cuenta de lo silencioso del día entero. No había reparado. Es ensordecedor. No está ahí. ¿Desde cuándo no está?

Paradójicamente, borrar una cosa tiene más significado que dejarla ahí. La indiferencia no es un arma, es la ausencia de armas. Es una bandera blanca y un adiós. Cualquier acción tiene significado, incluso el borrar. Eso me acelera el ritmo cardíaco. Hay significado. Hay una acción. Una voluntad. No caerá en la indiferencia, la llama no se apagará por el tiempo y el desgaste. Antes de que se acabe la reserva de gas, le han tirado agua encima.

Apaga mi sed. Apaga mi llama. Pero el combustible va a seguir ahí, en alguna parte escondido. La llama volverá a prender alguna vez. Hay esperanza.

22 de junio, adiós

domingo, 24 de junio de 2012 a las 22:26
Pinceladas de una primavera contigo:
nuestro refugio en la corona,
compañía que no es radio,
una voll dam en domingo,
un par de besos y helados.

parecía la luna y era una antena parabólica.
delicatessen a las 20.50,
tumbada y atónita
ante tu espalda despierta.

vuelvo

jueves, 21 de junio de 2012 a las 11:49
Hemos empezado por el final.

Creía que no escuchaba, pero el inconsciente siempre escucha. Todos hacemos cosas diferentes cuando creemos que nadie nos ve. No había manera de dormir, un año más. Otra mentira que no sé si me conduce a la libertad o me ancla más en la niñez.

La cama desierta me ha echado. El amante invisible se ha hecho fuerte y me ha relegado al sofá. Despertar con el amanecer a destiempo. Después, cuando el día ya no es hostil, vuelvo.

Siempre vuelvo.

rescate

sábado, 9 de junio de 2012 a las 16:42
El mundo se iba a pique aquel verano, igual que mi vida. Las malas noticias goteaban desde el techo y formaban unas horribles manchas, viscosas y nauseabundas. Parecía que los cimientos eran de arena -ya se sabe que no hay que construir con material barato- y que la casa, mi hogar tal y como lo conocía, se derrumbaría en un corto lapso de tiempo.

Y no se me ocurrió otra cosa que salir al balcón, poner los pies a remojo y sentarme a que me diera el aire.  Era fresco, y se me puso la piel de gallina mientras escuchaba la voz del interlocutor de radio anunciando un rescate. No sé si por el frío del aire, de las palabras o del futuro. Todo se quedó helado en ese momento. Un rescate. Miré al cielo, por si llovían billetes. Pero no.

Entonces sonó mi móvil y tu nombre apareció en la pantalla. Ese fue mi rescate. Mi tesoro llovido del cielo.

a ninguna parte

a las 2:21
Es un juego de niños. Como cuando tirabas semillas al aire y te reías al ver a los murciélagos sobrevolar tu cabeza a la caza de un falso mosquito. Una ilusión. Vemos lo que queremos ver. Aunque los murciélagos son ciegos. Unas veces vemos lo que queremos ver, otras veces no vemos lo evidente. Nadie invierte todos sus ahorros en un viaje a ninguna parte. Venga de donde venga, si te embarcas, es un engaño. Acabarás allí, en ninguna parte. Y tan dificil como encontrar el camino de ida es encontrar el de vuelta.

Oasis

viernes, 8 de junio de 2012 a las 2:52
Tengo todo lo que quiero aquí. Ahí fuera se perdió lo superfluo, y lo importante lo llevo dentro. La brisa me saborea, el sol me llueve y yo canto a la sombra de un plátano frondoso y fuerte. El tiempo se enreda con mi voz y no llega a ningún sitio. Pero yo sé que hablo, y me oigo, aunque no veo mi piel arrugarse. No dará tiempo, aunque aquí no exista. Un día la realidad me arrancará de cuajo de mi espejismo. Y solo podré ver dunas teñidas de ocre en el ocaso de mi sonrisa indeleble.

pantalla

domingo, 3 de junio de 2012 a las 0:36
Se dice en un suspiro y se teclea en ocho letras. Podría mirarlo cien veces. La impresión sería la misma. Mi cara también. Y al final, dos puntos y un paréntesis.

espalda

sábado, 2 de junio de 2012 a las 0:52
Hoy la vergüenza me la guardo. No se quedará arrugada en el suelo de ninguna habitación. Espalda al aire para mi y para nadie más, aunque la haya exhibido más de 10 horas. Y ahora, sobre la mesa, llegan vibraciones a mis dedos. Pero todo es fruto de mi imaginación y mis ganas. Suena mal, pero los pensamientos de mi sucia mente bailan a ritmo de drumnbass esta noche.

arena

jueves, 31 de mayo de 2012 a las 22:51
En contradirección hacia una luna empañada, briznas de trigo invisibles acarician mis piernas; sin embargo, soy ligera, no siento nada. Voy con los ojos cerrados hacia la ensenada, cala mis huesos el salitre; bajo mis manos, adivino tu figura recortada. Clarea la noche, ahoga la marejada. Sólo puedo imaginarme sobre la arena mojada. Imaginarme, dibujarte... líneas que siempre devora la espuma, cada vez más delgadas. Copas de vino derramadas bajo la oscuridad estrellada, mi silencio, tu guitarra. Y al final, lo inevitable, un alba despuntada.

imán

lunes, 28 de mayo de 2012 a las 0:16
Época de exámenes: dícese de la temporada de encierro estudiantil en la que, además de esforzarte semanas para volcar todo lo que sabes en 2 horas y 2 hojas, te conviertes en un maldito imán para los problemas, las broncas y los quebraderos de cabeza.

Fondo perdido

miércoles, 23 de mayo de 2012 a las 14:39
Mayo ha convertido mi vida en un paisaje bucólico. El sol entra por todos los poros de mi piel, y el calor llega hasta lo más recóndito de mi cabeza. Y en medio de este placer pasajero, que está en el ojo de un huracán, me pregunto si tanto calor no me estará afectando a las neuronas y me estaré volviendo tonta. ¿No estaré invirtiendo mis ilusiones y mi tiempo a fondo perdido? Probablemente sí. Pero para todo el tiempo e ilusiones que pierdo en tonterías, por una vez que lo hago en algo que me gusta... quizás lo que está ocurriendo es que estoy dejando de ser tonta. Qué paradójico.

Continente

domingo, 20 de mayo de 2012 a las 23:54
¿Será la luz que él ve diferente de la que yo veo? ¿Se sentirá solo? ¿O hemos hecho demasiados kilómetros como para echar marcha atrás? Jamás pensé que estaríamos, literalmente, cada uno en un continente. Aunque siempre lo hemos estado. Cada uno en un continente, en un cuerpo distinto. A diferentes alturas y velocidades. Hay líneas que se cruzan y después siguen su camino en direcciones opuestas.

La cuestión es encontrar una tangencia. Algo que te toque. Un continente que compartir. Con la misma luz, que tiembla en el umbral. De la sonrisa.

fastidio

a las 23:50
¿Una frase que fastidie más que "te lo dije"?

Me lo dije.

deberías

miércoles, 16 de mayo de 2012 a las 0:45
Somos especialistas
en complicar lo sencillo
en ponernos a tiro
a larga distancia

pero a veces es más sensato
apartarse
distraerse
desengancharse
un rato
antes de que sea tarde

y es tarde
porque siempre
se me hacen las tantas

y sigo sin entender
la poesía.

Así que paso de versos y me voy a lo mío, que es escribir todo seguido y fácil de entender. Una chica complicada no debería complicarse. Y debería librarse de los deberías.

chica atormentada

lunes, 14 de mayo de 2012 a las 1:31
Hace ya algunos años, aproximadamente cuando descubrí que vivir duele, que me autodefino como una chica atormentada. Atormentada porque siempre hay tempestades en mi cabeza, aunque algunos días haga sol, y otros simplemente caiga una agradable llovizna. Pero siempre hay tormentas y siempre acabo atrayéndolas, porque son las que me ponen en funcionamiento. Dicen que el ser humano sólo corre más rápido cuando se le persigue. La naturaleza es sabia. Las tormentas son parte de la naturaleza y de mi naturaleza. No implican tormentos. Solo mojan la tierra, ponen las condiciones para que en un terreno bien abonado pueda brotar la vida. Generan chispas, que son las que me mueven: unas veces salto, otras desfallezco. Y sus nubes tapan un sol que me calienta pero a la vez me ciega y que, paradójicamente, me nubla la vista.

pleasantville

a las 0:40
Hace años, en clase de francés, vimos una película clásica. Ya no recuerdo cuál es, pero recuerdo la lección. El significado del blanco y el negro. Y la larga escala de matices entre uno y otro. Era fácil saber cuándo uno de los protagonistas iba a hacer algo malo, porque su vestimenta se oscurecía.

Ahora las películas, como la realidad, son en color. Para que puedas ver lo guays que son las explosiones de los coches y cómo le brilla el escote maquillado con polvos dorados a la chica. Incluso puedes ponerte unas gafas para apreciar más de cerca la piel azul de un avatar que nunca tendrás.

La ficción supera a la realidad, parece. O la sustituye. Porque alrededor nuestro los colores ya no son tan vívidos. Somos grises y hemos construido un mundo gris. Hemos pasado de vivir en color a vivir en blanco y negro.

Y lo peor de todo es que, a pesar de su sencillez, ya no entendemos su significado. No somos capaces de distinguir blanco y negro. No somos capaces de diferenciar lo que está bien y lo que está mal.

apagón

sábado, 12 de mayo de 2012 a las 0:32
Y solo cuando por fin ha caído la noche y la gente duerme es cuando me encuentro sola. Ya no tengo que aguantar el tipo. Ya no tengo que anudar las lágrimas en la garganta. Ni dar vueltas a todo lo que hice y no hice. Solo me queda estar sola. Alguien diría que me lo he buscado. Probablemente es cierto. La vida es una ramera de primera calidad. Pruebas las mieles pero después te lo hace pagar. La euforia está pisoteada junto a mi ropa de ayer. Nada bueno puede pasar con esa camiseta de encaje rojo. Nada bueno puede pasar cuando te dejas llevar. Nada bueno podía pasar si realmente quería evadirme. No quería pensar. No estaba preparada. Pero luego, liberada del desafío, sigo estando atada de pies y manos. Soy yo. La cuerda no la va a cortar nadie. Mientras creo que me van a soltar, a quien cortan es a mí. Me arañan y me rompen. Y finalmente solo queda eso. Llorar a oscuras en soledad, deseando retroceder 24 horas para que las primeras luces sigan teniendo esa breve intensidad que han perdido ya por completo.

euforia

viernes, 11 de mayo de 2012 a las 21:34
Teme a la euforia.
La euforia no es un estado mental natural.
Luego viene la caída.
Lo natural es el equilibrio.
Así que teme a la euforia.
Porque luego viene el hundimiento...

Sobre ruedas

miércoles, 25 de abril de 2012 a las 2:15
Ir en el asiento del conductor conlleva responsabilidades. Tienes todos los sentidos puestos en lo que viene, tanto, que resulta casi imposible hacer otra tarea a la vez. La concentración en las extremidades. La tensión del acelerador bajo el pie. Pulsaciones. Velocidad y freno, ying y yang. Todo bajo control.

A veces miras por el retrovisor. Ahí está siempre, inamovible, el tentador asiento de atrás. Mientras tú te ocupas de todo al frente, eres ajena a la diversión despreocupada, que se tumba o se recuesta. Se ríe, se duerme, se pierde entre ráfagas de serotonina. Paisajes rápidos por la ventanilla a cambio de la eternidad de las rayas blancas del asfalto. Un trueque con truco.

Y entonces, un día decides cambiar. Un pequeño desliz. La adrenalina sigue corriendo por tus venas pero en lugar de estrés, el premio al cruzar la meta es placer. En el asiento de atrás, la percepción del tiempo es diferente. Tu atención se desvía, vuela, ya no vigila un punto de fuga inalcanzable. Y, poco a poco, pierdes el control. Porque desde allí detrás no llegas al freno. Velocidad y cinturón. Negro sobre negro. Asfalto de olor y tacto ásperos. Nada bajo control.

Pero queda otra opción. El asiento del copiloto. Permite más atenciones. Una mano sobre la pierna, miradas furtivas de reojo. Cambiar de emisora en la radio. Leer las señales. Una posición cómoda, responsabilidad limitada. Pero cuando la confianza se rompa, tampoco llegarás al pedal de freno. Velocidad y la fuerza de las palabras. Y al final, un corazón que se para. Un corazón roto, al fin y al cabo.

vulture

lunes, 23 de abril de 2012 a las 22:37
Es la primera vez que leo
poesía a escondidas,
que devoro una revista
con hambre desconocida.

Su nombre junto a los versos,
el vaivén de los besos...
y un vaso de agua fría
para calmar los excesos.

Después me estremezco
al contemplar mi piel,
y le suplico al espejo
que me devuelva el sueño.

Tormenta

viernes, 13 de abril de 2012 a las 19:37
Se avecina una buena tormenta.
Lo bueno de las tormentas es que no implican tormentos.
Lluvias torrenciales, vientos huracanados,
el refugio de un abrigo, o quizás unos brazos.
Pero no lo diré muy alto,
por si las nubes me oyen
y se van a otro lado...

Good when I'm sad

domingo, 8 de abril de 2012 a las 0:30
Llevaba diez minutos concentrado en el sofá, con los pies sobre la mesa y el bolígrafo en la boca. De vez en cuando fruncía el ceño, como si escrutara "El jardín de las delicias", de El Bosco.

- Eres buena... -dijo distraído, sin levantar la vista de aquellos folios escritos a mano con tinta.
- Sólo cuando estoy triste -contestó ella. Él levantó la vista-, el resto del tiempo soy bastante mala...

Dio media vuelta a su silla giratoria de ordenador y lo miró con una sonrisa pícara.

- En todos los sentidos.

Dificil

sábado, 7 de abril de 2012 a las 23:52
20 personas en una subasta de Sotheby's. Entre todas ellas, suman una fortuna mayor de la que serás capaz de reunir en toda una vida de trabajo duro. Una obra de arte, pongamos Klimt. Es dificil. Por su aspecto, deduces que es valiosa. Y por su prestigio, y lo que dicen de ella. Te atrae irresistiblemente. Es dificilísima de conseguir, algo inalcanzable para ti. Ellos pueden pujar y quedársela sin mucho esfuerzo en cuestión de minutos. Lo intentarán, forcejearán verbalmente contra los números de quizás tres o cuatro competidores. Se la llevará uno, y los demás olvidarán automáticamente que la querían cuando vean otra, pongamos, de Van Gogh. Quizás incluso la olvide automáticamente al conseguirla quien se la ha llevado.

Y ahí estás tú, en una esquina, observando sin ser observado, porque ni siquiera estás allí. Ellos pueden  y realmente no quieren. Tú quieres y no puedes. Desearías cambiar de posición, cambiarte por ellos. Pero no, lo único que deseas, en el fondo, es esa obra de Klimt. Sería lo más preciado de tu vida. La pondrías en un altar y la venerarías antes de dormir. Le quitarías el polvo, le hablarías como a una compañera. ¿Y ellos? Ellos la colgarán en algún rincón recóndito de una mansión del tamaño de un centro comercial. Y ahí quedará olvidada, entre otros tantos trofeos que demuestran su poderío. Una entre tantas.

Entonces se te ocurre la mayor locura del mundo, pero ya sabemos, l'amour est fou y tú amas a Klimt, tú te mereces tener esa obra, tú, que lo sabes todo sobre ella. Vas a intentarlo, aunque tengas que saltarte las normas. Es tan dificil, es tan imposible... que la recompensa te dejará satisfecho para el resto de tus días. Trazas un plan perfecto. Ese ricachón de Sotheby's ni siquiera notará que ha desaparecido una de las piezas de las 20 salas de exposición privadas que le compró a su quinta esposa.

Por fin llega LA noche. Equipado con tu pasamontañas oscuro y tus buenas intenciones, después de entrenar día y noche durante semanas, estás preparado para hacerte con ella. Tras saltarte todas sus medidas de seguridad y trucar el sistema, la tienes ante tus ojos. Grandiosa. Viva Klimt. La euforia no te deja respirar. Quieres tocarla pero te suda la mano. Menos mal que llevas guantes, por si acaso.

Y te la llevas, la llevas a casa y la dejas allí, delicadamente, junto al sofá. Te relajas y te predispones a pasar la noche de tu vida durmiendo junto a tu obra favorita de Klimt. Después de tanto esfuerzo, de tantos años estudiando Historia del Arte, de haber hecho acopio de fuerzas y haber cometido hasta un delito por ella. Es tuya. Lo has conseguido. No era imposible...

Te tumbas y la contemplas. Pero después de una hora, te recuestas y miras al techo. En los libros, los colores eran de otra manera. Y no te evocaba los mismos sentimientos. De hecho, allí, apoyada sobre el sofá, no te evoca ninguno. Y te preguntas, en silencio, con un enorme peso sobre los hombros: "¿y ahora qué?".


Gatuno

martes, 20 de marzo de 2012 a las 14:28
Un maldito ataque de tos me sacó de la cama aquella mañana, como si una mano invisible tirara de mi cuerpo hacia arriba. Estaba sola y el silencio sepulcral que flotaba en cada habitación lo hacía más evidente. Me asomé a la ventana: llovía. Un cielo blanco proyectaba colores fríos sobre el paisaje de fincas y asfalto. Las personas que paseaban con prisa hacia su trabajo, como hormiguitas allá abajo, eran grises. Nada impedía la circulación de los coches, amasijos de metal a cuatro ruedas.

Y pensé: ¿lo habré soñado? ¿Habrán ocurrido de verdad los últimos seis días? Y desée que, aunque hubiera soñado con días de sol y noches de alcohol, fallas cortando las calles y peinetas en el pelo... existiera de verdad aquel piso por el que entraba la luz de la mañana cuando despertaba, en la calle Corona.

Ostentación

lunes, 19 de marzo de 2012 a las 14:20
No es guapo ni atractivo. Pero no le hace falta porque luce un enorme logo de Ralph Lauren en el pecho y eso habla primero. Cual jugador de polo, trota por la noche hostigando a sus amigos y buscando ansiosamente una pelota (y nunca mejor dicho, en femenino singular) que llevarse a la portería (aunque él tiene demasiada clase como para limitarse a una portería, o a un huerto... pongamos un ático).

Necesita ganar en todo y que los demás lo vean. Que lo vean es crucial, si nadie lo sabe no tiene la mínima relevancia. Rezuma ego en cantidades industriales. Y por eso se atreve a cazar presas que, en otras circunstancias, estarían fuera de su alcance. El dinero da poder y a él le gusta ser un héroe.

El héroe que insiste en sujetar con brazos firmes una cintura, el que no ceja en su empeño por incrementar los grados de alcohol de los (y las) presentes, el que no tiene reparos en aprovechar cualquier oportunidad para atacar cual puma. Y el puma es esbelto y majestuoso, pero cuando descuartiza un ciervo tiene de todo menos clase.

Así que haciendo gala de su poder, conduce a la víctima de esa noche a una zona VIP, se gasta una suma de tres cifras en una botella, a compartir con sus amigos y sus futuras víctimas, y continua insistiendo. No le importa estar en una tarima, es más, le encanta mirar desde arriba y que vean cómo se lleva su trofeo de esa noche. La caza televisada no es adrenalina, es puro morbo.

Pero no caerá esa breva. A su víctima de hoy le gustan más los antihéroes que los héroes, así que le dice que aleje sus garras y se va. Y deja atrás el dinero, la zona VIP, los polos de Ralph Lauren, la pose y la ostentación... ante la mirada incrédula de una víctima que ha subido por su propio pie a dejarse seducir.

Cinismo

domingo, 18 de marzo de 2012 a las 18:18
El cinismo es el escudo del siglo XXI. Hace falta un poco de agudeza para desenmascararlo. Antes usaban escudos de verdad, de madera y metal, que protegían el corazón como toca. Ahora nos gusta enseñarlo todo, ser transparentes. Si lo pedimos para un banco, para nosotros también. Pero no se puede ir por ahí a pecho descubierto, sigue habiendo sociópatas del amor sueltos por la calle. No puedes decirle a todo el mundo dónde está el centro de la diana.

Hasta que la flecha que lo alcanza es la de Cupido y te tira todo el cinismo abajo.

Situación sentimental: sumergida.

domingo, 4 de marzo de 2012 a las 20:50
Dícese de la situación sentimental que, paralelamente a cómo funciona una economía sumergida, permite disponer irregularmente de personas que te hacen "trabajos". Todas están bajo la línea de lo "oficialmente sentimental", es decir, sumergidas, y es improbable su ascensión en la escala sentimental, debido a:
a) que no se reúnen las condiciones necesarias o no se está preparado para aupar a los irregulares a una zona de legalidad, que implica muchos compromisos (no sólo económicos, también morales...)
b) que se esta muy bien en la zona de sombra, o sea, haciendo chanchullos cual ninja sin que nadie se entere.

Cascos

lunes, 9 de enero de 2012 a las 0:47
Me pongo los cascos verdes y me abstraigo, salgo volando en un viaje astral llevada por cualquier tipo de música. No oigo nada más que lo que yo quiero.
A veces caigo en las calles del Carmen. Me imagino caminando resuelta, más delgada que nunca, haciendo oídos sordos a palabras necias. Yo sola. Con una sonrisa pérfida y el pelo suelto. En mi ángulo de visión no entra nadie y avanzo imparable hacia ninguna parte, segura de que tus ojos se han clavado en mi nuca hace ya rato. Pero cuando llego a las torres, la música se para, me quito los cascos y me doy cuenta de que nadie me ha mirado. Todo está dormido, en silencio, amarillento y ausente. Y tú el que más, porque ya no estás nunca aquí.

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