descafeinado

jueves, 23 de mayo de 2013 a las 19:42
¿Qué sentido tenía el café descafeinado? Miré la taza con escepticismo mientras balanceaba las piernas por fuera de la barandilla. Las bicis se sucedían una tras otra. Niños, chicas, trabajadores, abuelas. Nadie miraba hacia arriba y a mi me gustaba la sensación voyeur con la que podía analizar sus vestimentas y sus rasgos físicos.

Sorbí con parsimonia y mientras degustaba aquella excentricidad carente de propósito, me di cuenta de que sabía bien. De hecho, sabía mejor que el café con cafeína. Volví a sorber. Me pregunté si era el capuccino o las virutas de chocolate con las que había querido camuflar cualquier atisbo de sabor a café.

Cuando me acabé la taza tuve que admitirlo: quizás el café descafeinado tenía sentido. Quizás hay quien disfruta del sabor del café, o de sostener una taza humeante a media tarde. Quizás quiere una excusa para charlar sin tener que arriesgarse a las taquicardias o las noches en vela. Quizás, simplemente, es un capricho del consumo. Café sin cafeína, cerveza sin alcohol.

Y sentí un poco más de comprensión por el amor sin sexo, y el sexo sin amor.

sangre, sudor / lágrimas

jueves, 16 de mayo de 2013 a las 12:10
La crisis se me ha colado
por cada silencio,
cada sonrisa forzada
cada exquisito bocado.

de vino fue el vaso
que colmó la gota.
no miente mi boca;
ya no es lugar de paso.

los incendios diarios
son un código morse,
una llamada desesperada
para invertir los daños;

no hay sangre,
tampoco hay ya sudor.
me sobrevuela el temor
salado como una lágrima.

los meses han pasado
pasando rápido las páginas.
sin tinta fresca las últimas,
pero con igual emborronado:

el que escribo hoy,
con el pulso acelerado.
las margaritas tiemblan fuera,
y aquí dentro, ¿qué hago?

margaritas

miércoles, 15 de mayo de 2013 a las 11:26
donde las margaritas tiemblan,
no existe la niebla.

una parcela verde
sepultada bajo tierra.

un espacio intacto
donde el aire no entra.

nos tragamos el chasco;
que nadie lo sepa.

pero en los oídos pesa
un zumbido de abeja.

el jardín de nuestro amor
estaba entre rejas.

musas

viernes, 10 de mayo de 2013 a las 0:48

A las que desearon ser musas
alguna vez.
¿Qué es mejor,
o que duele menos ser?

¿Ser las secuestradoras,
absolutas amas y señoras,
de cada palabra escondida en un cajón?

¿o ser tristes rehenes,
esclavas del recuerdo,
de la tinta indeleble que sepultó un amor?

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