He releído sus poemas. Tristeza de viernes, no hay nada urgente que atender. Ya no existe, no está, se fue. Demasiados deseos densos en un lapso de tiempo condenado a desaparecer. Nos quedamos con la fugacidad, él lo quería, yo lo intento. Fuera, la lluvia de San Lorenzo ilumina retinas ajenas y da calidez a los corazones. Aquí no se ve ninguna estrella hoy. Silencio. Nada de maullidos. ¿Qué estará haciendo Tarque?
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