volar

viernes, 31 de agosto de 2012 a las 2:06
Viajó cuatro años hacia adelante en una sola noche. Allí estaba ella, recién estrenada su vida adulta, su vida de mujer, su vida de universitaria, completamente perdida en un mar de emociones salado. Todo se iba, nada permanecía, y sólo sentía ganas de encontrar un gato que arrancara los barrotes de su jaula. Aunque la idea de la libertad era un engaño, pues sería un pajarillo, la víctima perfecta.

Esa noche ya no era un pajarillo, aunque echaba a volar. La jaula había estado abierta todo el tiempo, y los gatos no eran un visitante hostil. Respiró con fuerza, cogió las maletas y batió las alas. Abajo, atrás, quedaban todo el rencor, todas las lágrimas. Era todo lo que quería ser. Esta vez, sí.

sin mirar atrás

martes, 28 de agosto de 2012 a las 19:41
Un roncola sin ron. Un encuentro sin la espontaneidad del alcohol. Un reunirnos sin tocarnos. Absolutamente nada.

Caminar por la calle sin hablar. No saber qué decirse. Mirarse a los ojos y no reconocerse. Separarse en una calle cualquiera. Irse sin mirar atrás.

Seguiremos hacia adelante, aunque no haya salida en este callejón, aunque no haya futuro en este pueblo.

Big girls don't cry. Pero el nudo en la garganta es inevitable. ¿Dónde va a parar todo aquello que fue y que ya no es, y que ya no será?

algo se apaga

a las 1:04
La última vez que pasé por allí eran las 7 de la mañana, aún estaba borracha y rompí a llorar, y aquel hombre que quería aprovecharse flagrantemente de mí me ofreció su hombro, y resultó que descubrimos mutuamente que el otro tenía sentimientos.

Hoy, después de un año, he vuelto. No de pasada. He pisado las calles, he ido allí. Todo sigue igual. O casi. Yo no estoy allí, eso es lo que ha cambiado.

Y al volver, supongo que es lo que ocurre cuando algo muere, cuando la historia de una vida pasa recortada en retales por tus ojos. Esos ojos tuyos, a los que mira anhelante alguien que te ha mirado muchas veces mientras dormías, o te hacías la dormida. Alguien que te ha ofrecido sus brazos para acurrucarte. Alguien que significa mucho para ti. Que siempre tendrá una parcela en tu corazón, verde y florida, con olor a hierba recién cortada bajo el cielo azul.

Y miras hacia otro lado, y algo se apaga, y la sonrisa se congela, y comienza el deshielo, y sube el nivel del mar, y nos acabamos ahogando...

vida

sábado, 25 de agosto de 2012 a las 0:32
Estaba viva. Era medianoche y estaba respirando. 52 pulsaciones por minuto. Lou Rhodes susurraba palabras de esperanza en su oído a través de unos auriculares verdes. Llorar, reír, caerse, levantarse. Había vuelto y no pretendía irse. Había elegido vivir. Y la vida la había elegido a ella.

Su talón de Aquiles seguía recordándole que hay puntos débiles que no se deben exponer a la luz del día. Solo a la oscuridad de la noche.

limbo

viernes, 24 de agosto de 2012 a las 1:18
"Mañana puede ser el mejor o el peor día de mi vida". Faltaban unas horas y su mente ronroneaba como el gato de Schrödinger dentro de la caja. Aún estaba viva, y lo seguiría estando. Ella había elegido vivir. Estaba cansada de muertos vivientes, o vivos murientes. Pero hasta el día siguiente, se mantendría en el limbo de lo posible y lo imposible.

Después se preguntó si habría alguien capaz de llegar a conocer a todos los taxistas de la ciudad. Nunca se había vuelto a encontrar con el mismo.

Pulp

lunes, 20 de agosto de 2012 a las 5:08

Lo sabía, pero le daba igual. O lo intentaba. Lo más amargo es entender a tu propio verdugo, se repitió. Pero mientras se lo explicara con esa sonrisa, escucharía y dejaría la herida escocer. Dolía desde hace mucho. En ocasiones se dejaba curar. Incluso parecía que se había cerrado por completo, por arte de magia, o por derecho. La sal del mar ayudó, incluso le supo dulce. Pero no, hay heridas que se sienten en la piel, o en lo más hondo de las entrañas, mucho antes de producirse. Por física y por casualidad. Así empezó todo. Y el gran batacazo, la caída libre en picado, estaba a punto de llegar.

miau

domingo, 19 de agosto de 2012 a las 19:37
La historia podía tener varios finales alternativos. ¿Qué hubiera pasado si uno de los batacazos en bici ebria hubiese sido fatal? ¿Y si alguien le hubiese dado una indicación equivocada? ¿Si él no hubiese decidido esperar? ¿O hubiese ido a dormir a otra casa? ¿Si aquel taxista no le hubiera dejado cargar el móvil lo justo para llamar?

Pero no. Perdió el control de la bici un par de veces, recorrió media ciudad antes de encontrar el lugar al que había ido tantas veces. Llegó a su casa y, por arte de magia, recordó el número. Esperó testarudamente frente al portal casi una hora, y antes de darse por vencida, antes de coger un taxi y desaparecer, en ese lapso de tiempo que las series de televisión rentabilizan cortando el capítulo... en ese lapso de tiempo donde confluyen varios finales, escogieron el que acababa bien.

El que acaba con el chico y la chica reuniéndose en mitad de la calle, borrando la línea del silencio que los iba separando desde hace tiempo. Y después, dos sonrisas. Como antes no. Pero casi. Quién sabe si mejor.

Nadine

jueves, 16 de agosto de 2012 a las 21:35
Las gafas de sol filtran su visión: todo es oscuro y sugerente desde cualquier ángulo, escondida bajo el anonimato. Nadine finge leer, concentrada, un libro. Piernas doradas en alto, bikini blanco, espalda tersa despejada: en lo alto de la cabeza, un moño castaño. La hamaca invita a dormir pero el hambre, y la curiosidad, la mantienen despierta desde hace más de una hora.

Los amigos de su prima Anaïs han ido goteando toda la mañana. Y ahora se ha formado un gran charco. Húmedo y reluciente. Son unos 15. Y algunos de ellos no llevan a ninguna fémina colgada del brazo. Nadine sigue controlando la escena, y al cabo de un rato, cuando ya se han acostumbrado a su presencia, capta los primeros movimientos incautos.

Hay un rubio y un moreno que, de vez en cuando, miran disimuladamente hacia donde está ella. El rubio no es su tipo. El moreno lleva un bañador azul, a juego con sus ojos, y ha estado colocando el carbón para la barbacoa. No ha sido hasta que se ha quedado ocioso cuando se ha percatado de la joven de piernas torneadas que lee abstraída junto a la piscina.

"¿Quién es?", le pregunta sin darle importancia, entre otros comentarios, a Anaïs. "Es Nadine, mi prima, ha venido de París unos días". Vuelve a echarle un vistazo y, mientras prepara la carne, se distrae. Nadine lo ha observado todo atentamente, como un puma que vigila a una manada de gacelas a lo lejos, sin ser vista. Y la gacela más tierna y llamativa es el moreno.

Pronto empieza a salir un humo delicioso de las brasas y Nadine se levanta, como llevada por un instinto primario, en dirección a la comida. Tiene hambre, y está deseando darse un festín. Se dirige directamente a Anaïs, haciéndose la inocente: "¡casi me duermo en la hamaca!", y no tarda en estar charlando animadamente con algunas de las chicas. Para invadir terreno enemigo, al principio, lo mejor es camuflarse y causar una buena impresión a las autoridades.

abismo

a las 12:40
¿Valiente o inconsciente?
Tengo a mis pies el borde del abismo y a mi espalda una legión de miradas ávidas. Sobre mis hombros, el peso de la indecisión. Quieren que salte. ¿Quiero yo? ¿Adónde lleva esto? Al otro lado no se ve nada. Brumas y una niebla espesa que me impide saber si lo que viene será mejor o peor. ¿Salto o me quedo?

Y al final salto como una inconsciente. Ellos se quedarán con la idea de la valentía. Al otro lado nadie sabe nada. Y vuelta a empezar hasta que encuentre el siguiente abismo. O hasta que se convierta en un vicio lo de saltar ante multitudes morbosas que te elogian y luego desaparecen en la lejanía.

autocontrol

a las 0:51
Solo era una presencia silenciosa. "A ver cuánto aguantas callado", pensó. Últimamente sacaba sobresalientes en autocontrol...

Pero, en el fondo, la lucha interna acababa en menos de cinco minutos, cuando cerraba el portátil. Había vida ahí fuera, y tanto. De momento un Mediterráneo entero que se empezaba a quedar pequeño. Pronto, un océano. Y aún no sabía pescar, pero siempre se le había dado bien aprender la teoría. Por si acaso.

Grey

miércoles, 15 de agosto de 2012 a las 2:30

Se estaban alineando los astros. Se portaría bien. No más cervezas derramadas por la noche, no más visitas. Las tentaciones seguían llamando a la puerta. Hoy eran tres, pero ni gatuno, ni pirata, ni queso. Seguiría impertérrita hasta conseguirlo, o hasta sucumbir. Y era muy tentador sucumbir buscándole cara al Christian Grey de las 50 sombras, pero en el fondo la tenía, impasible, y qué voz, y...

vegas

lunes, 13 de agosto de 2012 a las 19:30
Sabía que volvería por allí antes de emigrar para siempre. Se quedó relamiéndose las heridas en un claro del bosque, a la vista. Días, noches, ocasos, amaneceres. La vulnerabilidad hace crecerse a los rivales. Lo tienes todo ganado, amigo. Ven a por tu trofeo, rápido. Y entonces, ¡zas! Nunca te fíes de un animal herido, sigue siendo un depredador.

estrellas

sábado, 11 de agosto de 2012 a las 3:02
He releído sus poemas. Tristeza de viernes, no hay nada urgente que atender. Ya no existe, no está, se fue. Demasiados deseos densos en un lapso de tiempo condenado a desaparecer. Nos quedamos con la fugacidad, él lo quería, yo lo intento. Fuera, la lluvia de San Lorenzo ilumina retinas ajenas y da calidez a los corazones. Aquí no se ve ninguna estrella hoy. Silencio. Nada de maullidos. ¿Qué estará haciendo  Tarque?

pirata

jueves, 9 de agosto de 2012 a las 22:53
No hizo falta mucha magia para hacerla caer en su trono: él tenía todas las características. Ojos de gato, barba de cuatro días, un cubata en la mano, una sonrisa en la boca y tonteos con tonterías. Se secuestraron mutuamente durante unos días, hasta el amanecer, durante la noche, por la tarde. Bebieron bajo la luna, petaca escondida, besos entre la multitud. Nadie se esconde ya. Y entonces pensó: "¿y si son todos clones unos de otros?". Pero sabía que no: él era una raza nueva de hombre, no de la de aquel náufrago de conversaciones y miradas interminables a través del humo.

eterno festival

miércoles, 8 de agosto de 2012 a las 19:45
¿Hay algo más sensual que una sombra sobre la arena? Sí, el cuerpo que la proyecta interponiéndose al sol. Vivir en un eterno festival, dejarse vibrar, volver con el sol y vuelta a empezar. Pieles saladas, besos dulces, pelo de chocolate, ojos de mar, ying y yang. Y la flor de la vida es una rosa roja, mientras sepamos esquivar las espinas que se esconden tras cada esquina.

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