Aquella noche sentía todo el peso del mundo sobre los hombros.
No le gustaba llorar, ni mendigar el cariño que piden a gritos las lágrimas.
Pero aquella vez fue la más dulce.
Cuando abrió la puerta, dos surcos en las mejillas habían borrado su mascarilla de chocolate.
GLOBAL PANDEMIC ONGOING!!! I'M STILL ALIVE!!!
Hace 2 años
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