abeja

viernes, 8 de marzo de 2013 a las 17:03
Tenía una tendencia natural a rodearse de capullos.
Todo capullo ocultaba la frescura y belleza de una flor.
Cada pétalo podía arrancar un sí o un no.
Al fin y al cabo, siempre le había gustado volar
a donde el viento la llevara.
Pequeña y libre como una abeja.
El veneno era una advertencia
grabada a color en su piel.
Bajo ella, la secreta esperanza
de derretirse entre dulzura y miel.

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