jueves, 23 de abril de 2015 a las 2:16
A veces me encantaría ser una forofa del fútbol para concentrarme solo en una cosa, y que tooodas mis responsabilidades y preocupaciones se esparcieran como motitas de polvo en el monstruoso campo que hay al otro lado de la pantalla, ese mismo en el que les encanta tirarse a lloriquear y a rebozarse como croquetas a unos cuantos jugadores uniformados con barbas y tatuajes que ganan más que tú, yo y todo el vecindario juntos. Dicho esto, creo que me conformo con comer patatas bravas y beber cerveza mientras me concentro en los forofos que se tiran de los pelos y le gritan a la pantalla como si los jugadores les fueran a oír.
martes, 21 de abril de 2015 a las 4:37
te veo en la mirada de otra gente de pupilas limpias y te escucho en las risas ajenas que me ponen a bailar el corazón. te siento en el andar áspero del gato que caza pájaros que no saben volar. te huelo en esos bares que flotan en la neblina olvidadiza del tabaco y te saboreo en la avidez eléctrica que recorre los cuerpos cuando se atraen como imanes. pero sigue faltándome un sexto sentido para entender por qué no te encuentro aunque sé dónde estás.
lunes, 20 de abril de 2015 a las 1:17
Yo era una jodida fugitiva. No tengo claro si más jodida que fugitiva, o al revés. Pero ambas condiciones se perseguían la una a la otra y al final acabé escondiéndome en su guarida, un espacio lleno de luz en mitad de la noche. No sé por qué no lo he olvidado después de tanto tiempo, del paso de los años y el roce de los cuerpos y el desgaste de los labios. La claridad se colaba en su cama sin miramientos, cruda, desde aquella ventanita carcelaria junto al techo abovedado. Yo no necesitaba ver las estrellas desde allí, el me hacía verlas, me hacía reclamarlas con cada grito, con cada gemido, con cada suspiro inconsciente. El alargaba sus manos hacia mí y yo las alargaba hacia el futuro, para arrastrarme atrás en el tiempo cada vez que me sintiera miserable y vacía. Y para recordar que hubo momentos en los que me sentí llena, sentí que iba a explotar, ya no sé si de placer, de amor, de locura o de estupidez. Sospecho que de todo a la vez. Él entraba dentro de mí y yo solo deseaba encerrarlo allí dentro, empujarlo dentro de mi jaula, empotrarlo contra mis límites hasta que se me quedase toda la piel marcada con sus arañazos, sus huellas dactilares, sus mordiscos, su saliva. ¿Qué hacer cuando me arrastra el pasado pero no puedo traerlo al presente?
miércoles, 15 de abril de 2015 a las 5:03
POETA.

no eran sus afilados versos 
disparados al corazón
ni esa mano suave y entrenada
en rimar los finales 
del deseo contradictorio.

no eran sus cigarros estrechos,
ni sus heridas de arpón
ni la mirada dulce y fiera
del amor catastrófico
que se asomaba en la espera.

era flotar sobre un colchón,
era brillar en su ausencia
era follarnos la razón
lo que me hizo sirena

de aquel náufrago poeta.
a las 5:02
GATUNO.

el mejor de mis errores
no luce en tinta
sobre papel
es un recuerdo tenue
pero indeleble,
marcado en mi piel

mirarme al espejo
es retroceder
al tiempo en tu lecho
y volver a temer
esos ojos de gato

que ya no me ven.

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