Chonismo momentáneo.

martes, 16 de junio de 2009 a las 0:42
Hoy, ha caminado con un dolor titilante de pies tan sólo por llevar unas sandalias bonitas. Ha sentido pánico y se ha quedado en blanco ante una integral. No hubiera sido el mismo caso tratándose de un desnudo integral. O sí.
Ha atravesado el campus a pleno sol, cargada con libros y coja, mirando con recelo a la gente que bebía cerveza a la sombra en la cafetería.
El bolso le daba calor, se sentía derretir sobre el asfalto, pupilas dilatadas de la emoción, una carrera cuya meta era un autobús que poco a poco se iría llenando de sexagenarias pintarrajeadas cual Sofía Loren.
Ha llegado a casa descubriendo temerosa que le faltaba el aire, y mientras hacía malabarismos con las llaves, el bolso y los libros para abrir la puerta, ha visto a su vecino reflejado en la puerta, detrás de ella.
Él la ha adelantado, y ella no ha aceptado el reto. No se puede hablar de competitividad al borde de un síncope y ante 30 peldaños que llevan a un ascensor estropeado...
Y, al llegar a la cima, la puerta de ascensor que se había cerrado se abre, con un tesoro de vecino que acepta acompañar a la perdedora a su casa.

Después ha bajado a la biblioteca con los pantalones que usa para dormir, cubriendo un cuerpo por cuyas venas corría el café. Y así, vestida de ir por casa, acalorada, coja, cargada con libros y el pelo como si hubiera metido los dedos en un enchufe... ha captado la atención de alguien. Un joven montado en una vespino ruidosa y fea y con aspiraciones a vendedor de electrodomésticos usados en el rastro, ha posado su mirada en ella, cual mariposa posándose sobre una delicada flor. Acto seguido, ha tocado el claxon repetidas veces, mientras hacía una demostración de cuánto podía sacar los ojos de sus órbitas.
Y ella, inexplicablemente, se ha sentido bella. De su interior ha aflorado un orgullo choni del cual desconocía la existencia. Ella. Durante un minuto, ha disfrutado de su título efímero de princesa del guetto.
Luego, ha sepultado ese vergonzoso orgullo y le ha dedicado otro minuto, pero de silencio. Descanse en paz.

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