POETA.
no eran sus afilados versos
disparados al corazón
ni esa mano suave y entrenada
en rimar los finales
del deseo contradictorio.
no eran sus cigarros estrechos,
ni sus heridas de arpón
ni la mirada dulce y fiera
del amor catastrófico
que se asomaba en la espera.
era flotar sobre un colchón,
era brillar en su ausencia
era follarnos la razón
lo que me hizo sirena
de aquel náufrago poeta.
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