A veces me encantaría ser una forofa del fútbol para concentrarme solo en una cosa, y que tooodas mis responsabilidades y preocupaciones se esparcieran como motitas de polvo en el monstruoso campo que hay al otro lado de la pantalla, ese mismo en el que les encanta tirarse a lloriquear y a rebozarse como croquetas a unos cuantos jugadores uniformados con barbas y tatuajes que ganan más que tú, yo y todo el vecindario juntos. Dicho esto, creo que me conformo con comer patatas bravas y beber cerveza mientras me concentro en los forofos que se tiran de los pelos y le gritan a la pantalla como si los jugadores les fueran a oír.
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