café y maleta

viernes, 9 de noviembre de 2012 a las 5:30
Las noches, aunque oscuras, a veces iluminan. Piensas que has tenido suerte por haber escapado de los abismos y haber salido indemne del disparadero. ¿Pero quién te esperaba al volver por la noche? Una sonrisa apresurada y, en algún rincón, esperando siempre, una maleta. Conocerse en los andenes es la especialidad de los desdichados. La felicidad es tan efímera como el tiempo que tarda en enfriarse el café de despedida. Y por mucho azúcar que le eches, también es igual de amarga. Después te quedas saludando con la mano a un vagón que se aleja, llevándose una maleta que, en el fondo, nunca llegaste a abrir. Dos líneas que se cortan nunca se volverán a cruzar. Todo punto de llegada es un punto de partida.

Y un día te descubres metiendo tu propia vida en una maleta, mientras alguien se convierte en un punto borroso en la lejanía. Y esta vez no eres tú. Pero el borrón de paisajes que se ve por la ventana te impide recordar que, bajo ese sabor dulzón, se esconde otro café amargo de esos que nunca te han gustado.

Imperfectamente | Powered by Blogger | Entries (RSS) | Comments (RSS) | Designed by MB Web Design | XML Coded By Cahayabiru.com