Oro líquido

miércoles, 17 de febrero de 2010 a las 0:20
Pasen los años que pasen, durante toda mi existencia, voy a estar verde. No importa cuánto estudie, cuántas veces me caiga, con cuántas piedras tropiece, seguiré estando verde.
Al principio, intentaré ser dura para sobrellevarlo. Mi piel será como una coraza que protege mi corazón y todo lo que llevo dentro, para que nadie pueda traspasarlo y hacerme daño. Poco a poco, con la madurez, casi por inercia, me volveré más blanda, lo sé. A quién le importan las herméticas armaduras cuando ya está acabándose la batalla. No quedará mucho que perder, y puede que alguien consiga conocerme, consiga que me abra, que muestre todo lo que siento, mi interior. Puede que descubra que soy más tierna de lo que parecía por fuera. A veces resbaladiza, otras veces como una suave almohada en la que hundirse y dormir. En un instante efímero, ligeramente menos verde de lo que he estado nunca.

Pero si, en ese momento, alguien ataca de improviso y llega a mi corazón, atravesándolo y rompiéndolo sin piedad en trozos... me quedaré inmóvil, derrotada. Y mientras la ternura con la que me mostraba se va convirtiendo en una oscura fragilidad; aquel corazón que ocultaba durante todo ese tiempo, ahora destrozado, llorará de pena color carmesí. No habrá jamás nadie lo suficientemente bueno ni sabio para repararlo.
Y finalmente, sólo seré un pobre aguacate cortado por la mitad, destinado inexorablemente a yacer entre canónigos y tomates que se bañan en oro líquido... ese último y lujoso placer que sólo se concede en el Mediterráneo.

Imperfectamente | Powered by Blogger | Entries (RSS) | Comments (RSS) | Designed by MB Web Design | XML Coded By Cahayabiru.com