martes, 19 de julio de 2016
a las
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imperfecta
Él la miraba con el corazón abierto y los ojos cerrados; como quien solo concibe la bondad más genuina para moverse por el mundo, a pesar de las sombras que se ciernen sobre cada esquina. "Hacía tiempo que no sentía retumbarme el pecho así", le dijo ella, cediendo por fin a aquella música ensordecedora. "Ojalá lo hubiera sabido entonces", añadió. Pero ya era tarde.